Por Sergio Polo
Acabo de terminar de leerme 1984, uno
de las más famosas novelas de George Orwell y, ciertamente, he de deciros que
me ha dejado en un estado de profunda reflexión. Es un libro tan actual, por lo
que cuenta, que su título bien podría ser para algunas cosas 2014 y para otras
2024 ó 2034 ya que así, a priori y en caliente, pienso que conforme más
tecnología vaya habiendo y más globalizado esté el mundo desgraciadamente más
se parecerá nuestro Sistema a la sociedad distópica
que en él describe. Aparte de los
conceptos más intrínsecos de la novela como el “doblepiensa”, el “crimental”,
la “nueva lengua” o el propio del “Gran Hermano”, los cuales merecen un
análisis aparte, la forma en que Orwell divide el mundo, en tres grandes
potencias; Oceanía, Eurasia y Esteasia,
me ha llamado particularmente la atención ya que coinciden, en gran medida, con
los puntos de fuga a los que llegué
mientras me devanaba los sesos tratando de vislumbrar, antes de empezar a
escribir El Renacer del Monstruo,
cómo sería el contexto geopolítico en el año 2030, algo de fundamental
importancia para dibujar las líneas
que configurarían el escenario macro de mi novela que como sabéis, está
ambientada en la próxima década.
OCEANÍA
En el libro de Orwell, Oceanía es el estado donde vive Winston
Smith, el protagonista, y comprende los
territorios de Irlanda, Gran Bretaña, América entera, Sudáfrica, Australia y
Nueva Zelanda. Yo, desde el principio,
alineé al Reino Unido con los Estados Unidos, aunque subordinado a este, que
tendría un enorme poder en el resto del continente americano donde también
habría una gran influencia española que todavía se conservaría durante la
próxima década, aunque mayormente de tipo cultural y en franca decadencia.
ESTEASIA
A pesar de que para el autor de 1984 Esteasia estaba liderada por Japón y no
por China como ya es evidente, hoy en día el efecto arrastre de esta incipiente
superpotencia sobre la mayor parte de los países del extremo oriente es una
realidad inevitable.
EURASIA
Eurasia, y dentro de esta más Europa que
Rusia, se convirtió en el centro de mi mayor atención. Al leer esta tarde el
epílogo de 1984 escrito por el novelista Thomas Pynchon no he podido dejar de
sorprenderme con la siguiente afirmación en referencia a la visión del mundo
del propio Orwell: “El pensamiento
geopolítico de la época se había dejado cautivar por la idea del mundo isla del geógrafo británico
Haldford Mackinder ––para referirse a Europa, Asia y África consideradas como
una única masa de tierra rodeada de agua–– el
pivote de la historia, cuyo centro era la Eurasia de 1984. Quien gobierne el centro dominará el mundo-isla, como dijo
Mackinder, y Quien gobierne el mundo-isla
dominará el mundo, un pronunciamiento que Hitler y otros teóricos de la Realpolitik no habían pasado por alto”. De
ahí, y esto lo escribo yo, y si no os habéis leído El Renacer del Monstruo permitidme que no os revele por qué lo
digo, el interés de unos y de otros, incluso de muchos europeos, de una Europa avasallada
y dividida, en permanente conflicto y subordinada a una posición secundaria en
la geopolítica mundial.
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